Mis andanzas tú has contado: Pon mis lágrimas ante ti. ¿Acaso no están escritas en tu libro? Salmos 56:8
Ningún versículo antes me había dado tanto consuelo, esperanza y fortaleza como este lo hizo cuando lo leí y entendí por vez primera pues estaba recién saliendo de una larga y áspera depresión causada por la naturaleza de mi vida, la homosexualidad y todas sus consecuencias espirituales y su efecto en mi vida cotidiana.
Tanto había llorado hasta el cansancio en ciclos de llanto que no traían mas remedio que mas depresión sin lugar a tener algún tipo de desahogo sino todo lo opuesto creyendo que tanto dolor había ocurrido impune y de gratis, viene Dios y me aclara la situación: Yo estoy pendiente de tus lagrimas.
Para mi fue un ungüento saberlo, y ahora el llorar ya no significa mas dolor sino mas bien que por el dolor que manifiesto con lagrimas Dios esta pendiente de mi dolor y que este es parte del plan de Dios para mi vida, de una u otra manera.
Casi nunca podemos entender esto, pero no importa eso, lo que importa es creerlo, tener la firme esperanza de que allá a lo lejos existe un Dios que esta muy pendiente de lo que nos esta pasando y que quiere trabajar para remediarlo. Todo esto únicamente en su tiempo, en el tiempo de Dios.