lunes, 28 de diciembre de 2009

Micheletti, Lito y la Razón


La crisis política de Honduras es de lo más desconcertante porque no se sabe objetivamente si la salida del poder de Mel estuvo bien o estuvo mal. A veces pienso que esta bien porque Hugo Chávez influía en el pensamiento del depuesto presidente o porque era muy terco y creía estar sobre la ley o porque tenia una política nada ortodoxa y que parecía atentar contra la democracia del país. Pero a veces pienso que estuvo muy mal porque Mel Zelaya también parecía ser de esos hombres que están hartos de la política tradicional del país, dominada por el poder de los que tienen recursos y por tanto, estaba dispuesto a cambiar eso, además se notaba que pensaba en los pobres (en mi casa nos beneficiamos de algunas de las políticas del Mel a favor de los que menos tienen) y también se notaba que los grupos de poder del país estaban en clara oposición no solo a las políticas, sino también a todo lo que el depuesto hacía, relevante o no en la política, cualquier cosa mala o ridícula era publicada en los medios de comunicación del país, que dicho sea de paso, dichos medios pertenecen a hombres de mucho dinero (¿lucha de clases?)

Pero el 28 de Junio se cerro un capitulo en la historia del país y se comenzó a escribir otro. De lo que supimos sobre los acontecimientos en Tegucigalpa, todo apunta a que la prensa hondureña esta inclinada a favor de una ideología o de intereses particulares puesto que su misión primordial y elemental de informar es el producto que se oferta al mejor postor haciendo de ella la ramera mas repudiable del país entero. Todo parece estar influido por los medios de comunicación porque fueron ellos quienes “informaron” continuamente todos los desaciertos del presidente, fueron ellos los que así fueron creando la pésima imagen que tenia el pueblo del presidente, fueron ellos los que convocaban a marchas pacificas en “favor de la democracia” repletos de gente, a mi juicio, mal informada; fueron los medios los que bloqueaban reportes de otros noticieros sensacionalistas internacionales sobre los macaneos que se armaban en la capital y nos decían con noticieros nacionales que había paz y tranquilidad, y repito sin temor a equivocarme, que la prensa hondureña es la prostituta mas repudiable de este pobre país. A mi solo me resta esperar a que el tiempo saque objetivamente todas las piezas de este rompecabezas para que, una vez resuelto, salga a la luz TODA la verdad que la despreciable ramera y todos sus servidores nos la ocultan o la acomodan.

Lo que parece estar claro es la terquedad y arrogancia (para el mundo entero y la resistencia hondureña) o la tenacidad y valentía de Micheletti (para los golpistas) en mantenerse en el poder, según el, defendiendo la democracia y el respeto de la constitución. Por ello encontré un parecido singular entre Lito y Micheletti, ambos están acusados o defendidos por los dos bandos de la contienda, por unos es alabado y admirado pero por otros es despreciado y repudiado.

Pero ¿Que hace que Lito se parezca a Micheletti? Lito es un terco, de eso no cabe ninguna duda. Terco por creer que ser gay no se puede ni se debe intentar cambiar, terco por resistir a las teorías tradicionales y fundamentalistas de la iglesia que insisten en que ser gay es antinatural, enfermo y erróneo (así como es “terco” micheletti ante la presión internacional). Es valiente por cuestionar lo que desde siempre ha sabido sobre el tema, por estar dispuesto a afrontar la dura realidad y por velar que ninguna ley atente contra su mismo bienestar.
Al igual que en el caso de Honduras, el tiempo ira sumando los elementos necesarios para resolver su propio conflicto, para tener en la balanza los pesos cabales para emitir un juicio sobre si mismo y juzgar si ser homosexual es condenable o si es condenable el pensamiento de quienes reprueban a los homosexuales.
Por tanto Lito no es absolutamente pro-gay, sino que vive en carne propia un conflicto interno que es latente, análogo al conflicto interno del pueblo hondureño entre golpistas y la resistencia. Lito tiene que estar reconciliándose con Dios, consigo mismo, con la iglesia, con su fe, con todo mundo y a la vez con nadie (porque la lucha es interna) por su pensamiento y forma de actuar.
Lito no sabe que camino elegir, no termina de convencerse de que ser gay es pecaminoso o antinatural, es un chico con muchas dudas y temores como por ejemplo, temor al castigo divino, temor al fracaso en el amor, temor a quedarse solo, temores que se acentúan cuando la depresión se asoma en su mente. Por tanto a Lito solo le queda un recurso, el ultimo pero el mejor, Dios.
En todo caso la historia de Micheletti como el valiente que defendió la democracia o como el tirano que atropelló la democracia hondureña termina de escribirse el 27 de enero, cuando entregue el poder al presidente electo de Honduras, pero la historia de Lito como el joven cristiano y gay que solo pretende dejar de tener conflictos por eso mismo, ser cristiano y gay, tiene una duración indefinida. Solo espero que al final de la historia, cuando acabe, se tomen todas las cartas sobre la mesa y se le reconozca a Lito la lucha que libró, con todos los antecedentes y consecuencias y sea la historia, sin alteración alguna la que hable y dé un buen testimonio (no me refiero al religioso) de Lito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario